Generalmente, las sesiones sincrónicas ocupan 30% del tiempo de un curso, y las sesiones asincrónicas el 70% restante, pero depende de cada institución educativa y del tipo de programa académico. Las sesiones sincrónicas, gracias a la interacción en tiempo real entre docentes y estudiantes, pueden aprovecharse para desarrollar y afianzar conocimiento, para compartir experiencias, para garantizar la recepción de indicaciones, para dar retroalimentación de actividades evaluativas, para desarrollar contenido puntual, para discutir casos, para compartir opiniones sobre un tema, para realizar presentaciones grupales, etc. Sin embargo, la mayor parte de las veces se usan para reuniones informativas con participación no requerida.
Si las instituciones requieren de la participación obligatoria de las sesiones, también deben garantizar que los horarios sean accesibles. Las horas de la noche siempre son un comodín a tomar en cuenta, por lo que la mayoría de personas tenemos menos responsabilidades a estas horas. Y si esto es muy difícil de cumplir para la mayoría, es conveniente que haya dos o tres horarios disponibles.
Un problema común de las sesiones sincrónicas, es que la sesión sea acaparada por el docente y dos o tres estudiantes, dejando a los demás participantes como oyentes. Como mencionamos anteriormente, se debe promover la interacción de todos. Se recomienda que el docente tenga a mano la lista de estudiantes, y apunte en su LMS o en un cuaderno la participación de cada estudiante, procurando que todos puedan aportar. El que haya una calificación de la participación en las sesiones para cada estudiante, puede ser un estímulo adicional.
Para atender a todos los estudiantes por igual, se recomienda no tener grupos grandes en las sesiones, ya que con muchas personas se vuelve un desafío tomar control de la clase, y muchos estudiantes quedan sin participar. Se recomienda tener sesiones de 20 personas como máximo. Si el grupo es más grande, lo mejor es dividirlo en más partes.
Se recomienda que las sesiones no excedan los 45 minutos. Y ninguna sesión, por muy colaborativa o entretenida que sea, debe durar más de dos horas, ya que se dificulta la retención de la información.
Finalmente, es importante solicitar retroalimentación a los estudiantes sobre su apreciación de las clases sincrónicas. Nadie mejor que los estudiantes pueden ayudar al docente a enriquecer sus clases. Si todos aportan, es posible aumentar la calidad del proceso de enseñanza aprendizaje.